Tras el desastroso sismo del 16 de abril pasado en las provincias de Esmeraldas y Manabí, a más de las pérdidas humanas, materiales y repercusiones a corto plazo, el agravante de la situación actual es a largo plazo.
Un detallado plan para reactivar la economía de las provincias de la costa ecuatoriana es necesario. Las pérdidas económicas son cuantiosas. Las zonas afectadas por el sismo son un paradigma de la dependencia del potencial turístico del país.
Al haberse desplomado, en el sentido literal y figurado, el sector hotelero y turístico, se produjo un desencadenante que produce una reacción en cadena, miles de plazas de empleo se ven afectadas. A la ya difícil situación se suman los problemas de sanidad y servicios básicos.
Un análisis es necesario en la coyuntura actual ecuatoriana. Autoridades competentes deben buscar alianzas con grandes inversionistas para que el gran potencial turístico, hasta ahora infraexplotado, sea aprovechado; los sectores perjudicados no pueden ni deben subsistir a largo plazo solo de donaciones.
Las soluciones de re-activación económica y social son un gran tema de análisis, hasta ahora no tocado por los medios de comunicación masivos.
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