El presente año ha sido un
gran examen para determinar la capacidad resolutiva de las políticas económicas
a nivel mundial. El 2016 empezó mal, los precios del petróleo cayeron a su
nivel más bajo; el precio de producción superaba al de comercialización. Cuantiosas pérdidas se divisaban en el
horizonte de los países que dependían de las exportaciones de crudo.
Pero la gran recesión
económica alcanzó también al gran bloque de la Unión Europea, en parte por
factores internos como externos.
Pero ante este panorama, ¿cómo
queda librado nuestro país? Es la interrogante que muchos se plantean. A más de
empezar el año con un valor de petróleo por los suelos, un terrible terremoto
azotó el litoral ecuatoriano. Es cierto que aspectos como la inversión
extranjera, tratados de libre comercio y alianzas estratégicas son valiosas alternativas, pero se comete el mismo
error a cada oportunidad.
Actualmente, uno de los
mayores exportadores de crudo a nivel mundial, Arabia Saudita decidió crear un
fondo soberano de inversión; mismo que recaudará los ingresos del valor de
venta de las acciones por su petrolera estatal. ¿La razón? El gobierno no
quiere depender de los ingresos petroleros.
La conclusión es evidente, es
necesario sumarse al cambio y no aferrarse a políticas poco funcionales. El
modelo neoliberal está fallando y una evolución del mismo es necesaria.
Un gran acierto del actual
gobierno fue la negociación con el príncipe de Dubái para la financiación de la
construcción del puerto de aguas profundas de Posorja. Toca esperar que este
sea el principio de grandes aciertos y el final de políticas izquierdistas y populistas
que tanto han perjudicado a los Estados que las han adoptado.
Tres meses han pasado ya desde el terrible terremoto de 7.8 grados en la
escala de Richter. Localidades de Manabí y Esmeraldas quedaron sumergidas en el
caos y la desesperación, la ayuda llegó pero gobierno y habitantes se dieron
cuenta que una reactivación era más que necesaria. La ayuda solidaria de las
demás partes del país no era una solución a largo plazo.
Mucho se ha especulado alrededor de varios proyectos,
enfáticamente en la refinería del Pacífico. A pesar de la interminable campaña
mediática sigue siendo un proyecto que se extiende cada vez más y que al
parecer desaparece paulatinamente en el horizonte. La preocupación de críticos
de esta iniciativa tiene fundamento, pues un revelador reportaje del New York
Times, revela que inversionistas chinos analizan la viabilidad de invertir en
la Refinería del Pacífico, más no un acuerdo concreto. En contraste, la campaña
pública sigue asegurando la construcción del mismo.
La dependencia petrolera sigue siendo un factor intrínseco
de la economía ecuatoriana. La generación de riqueza a partir de la explotación
de combustibles fósiles tiene sus horas contadas. Holanda como pionero y
Alemania consecutivamente, son estados que han puesto un límite a la vida
comercial de automóviles que funcionan a base de combustibles fósiles, pues se
dará énfasis a vehículos eléctricos.
Otro intento de dejar en el pasado la dependencia
petrolera, es la venta de una gran parte de las acciones de la petrolera
estatal de Arabia Saudita. Con el fin de crear un fondo soberano de libre
inversión, se intenta poner fin al auge del crudo como directriz de la economía
global.
Una alianza comercial estratégica es imperativa para el
libre comercio, Ecuador está en desventaja frente a países vecinos, debido a la
exportación de productos más caros debido al dólar. Tratados de libre comercio deben
ser emulados para que Ecuador sea más competitivo a nivel continental.
Otra opción para que, no solo la reactivación sea posible,
sino el crecimiento de la calidad de la economía nacional es sin duda el cambio
de la matriz productiva. La inversión extranjera, eje director para el cambio
de la matriz productiva, debe ser recibida con facilidades y no con impuestos
agresivos, que solo ahuyentan a potenciales inversiones que generen no solo
riqueza, sino plazas de trabajo y producción de productos sofisticados y de
valor agregado.
Andrés Oppenheimer, periodista argentino, propone la inversión extranjera como una forma sustentable de cambiar los procesos productivos de cada Estado. Al permitir el ingreso de inversionistas se puede dar paso a la producción de productos más sofisticados y no depender únicamente de materias primas y recursos naturales.
En contraste, expertos en economía como Thomas Pikkety, afirman que la inversión extranjera le quita soberanía a las naciones. Es una tesis muy ideológica, pero hay que tener en cuenta que países como China, Irlanda o la India se han vuelto competitivo en la escena mundial al abrir sus puertas a multinacionales extranjeras; como resultado hoy en día exportan servicios y productos con alto valor agregado, lo que los vuelve altamente competitivos, a más de crear fuentes masivas de empleo.
Este enfoque es afirmado por otro gran economista: Ha-Joon Chang catedrático chino, en quien se ha inspirado el presidente Rafael Correa para gobernar. AL momento de entrevistar al experto asiático en economía sentencia que no se puede depender del comercio de bienes primarios, es decir materias primas, pues se llega a un callejón sin salida.
Una muestra más de que una de las alternativas para recuperarse de este duro golpe es permitir la entrada de capital extranjero. De esta manera se reactiva la economía, se da paso a empresas multinacionales que generan masivas fuentes de empleo. Un claro ejemplo es el tratado que mantienen México, Estados Unidos y Canadá, donde el país latinoamericano se beneficia por gozar de ensambladoras de automóviles dentro de su territorio; mismas que dan la oportunidad de contratar fuerza laboral.
Argentina es un país que sufre de la depreciación de su moneda y de una elevada deuda externa, su nuevo presidente Mauricio Macri, ante esta extenuante situación ha tenido un enfoque globalizador y visionario y no dispuesto a cometer los errores de sus antecesores, dio apertura para re establecer las relaciones con Estados Unidos y, junto con la visita del presidente Obama llegaron varios inversionistas.
Otra alternativa para reactivar la economía es buscar alianzas estratégicas, no ideológicas, sino funcionales, que aporten un beneficio comercial mutuo entre sus participantes; esto permite atenuar la competencia entre miembros y funcionar como bloque y, en consecuencia, siendo más competitivo en el escenario mundial.
La alianza del pacífico es un claro paradigma de unión estratégica, los gobiernos de México, Colombia, Chile y Perú así lo han entendido y ahora gozan de cooperación mutua en el ámbito comercial.
La solución para la recuperación económica antes y después del catastrófico terremoto no es aumentar la deuda externa o depender exclusivamente de recursos como el petróleo, Menos aún crear un perjuicio a los habitantes metiendo mano a sus ingresos. La solución está en encajar en la globalización, dejar de lado ideologías que no llevan a ningún lado y buscar alianzas estratégicas con estados poderosos, que permitan la creación de nuevas fuentes de empleo, que generen servicios o productos de alto valor agregado, dando así un impulso a la economía ecuatoriana.